1.El bacalao lo dejaremos a remojo en agua la noche anterior, cambiándole el agua un par de veces, como mínimo, dependiendo de lo salado que esté.

2.Desalado el bacalao, procederemos a escurrirlo y dejarlo que eche toda el agua que pueda contener, antes de desmenuzarlo.

3.En una sartén con aceite de oliva sofreiremos la cebolla limpia y cortada muy finamente, así como el bacalao desmenuzado, hasta que ambos ingredientes se doren.

4.Una vez que estén fríos los anteriores ingredientes, los cubriremos de agua y le añadiremos poco a poco, un puñado de harina de trigo que iremos moviendo con una cuchara de madera, y evitando que se formen grumos, y a continuación procederemos a rectificar de sal.

5.La mezcla anterior la pondremos a fuego lento, sin dejar de moverla con el cucharón de madera, para que se vaya evaporando el agua que quede en la mezcla.

6.Deberemos de observar que deja de hacer burbujas la mezcla, momento a partir del cual dejaremos que repose sobre el fuego lento en el que esta cociendo, y cuando no quede más agua será cuando se entenderá que la harina ya está en su punto, y podremos retirar todo del fuego.

En lugar del agua que le añadimos a este plato, podríamos añadirle un caldo de pescado suavecito.