1. Pondremos una sartén con abundante aceite a calentar con un fuego vivo, para dorar en el las almendras, a las que luego le añadiremos un poco de sal, reservándolas.
2. Eliminaremos los huesos de los dátiles con la ayuda de un cuchillo fino y afilado.
3. Introduciremos en lugar del hueso del dátil una almendra ligeramente tostada, en cada uno de ellos.
4. Cerraremos los dátiles envolviéndolos con una loncha de tocino ahumado, que pincharemos con un palillo que atravesará no sólo la envoltura sino también al dátil propiamente, para evitar que no se abra.
5. Freiremos los dátiles en la sartén que habíamos puesto a calentar, para sacarlos una vez doraditos y dejar que suelten todo el aceite sobrante en un papel de cocina, antes de servirlos a nuestros comensales.

Esta receta que nace en una cocina ilicitana ha sido propagada por todo el país, en compañía de lo dátiles y de las almendras de esta zona.